El duelo. Superar la pérdida de un ser querido

El duelo. Superar la pérdida de un ser querido

Oct 24, 2019 0 Por Omar El Bachiri

El duelo es una etapa de la vida por la cual todos pasamos. Ya sea por la pérdida de un ser querido, por la pérdida de un trabajo, de un animal de compañía o por el abandono de la pareja. No importa el motivo, el proceso es el mismo en todos los casos. Es un sentimiento de indefensión. Estás viendo que no puedes hacer nada por cambiar el resultado. Este proceso te puede destruir, si no lo afrontas de la manera adecuada. Primero, hay que aceptar que si estás vivo significa que tarde o temprano morirás. Es una realidad y no va a cambiar. A partir de aquí según tus creencias, cultura y experiencias  personales, te afectará de una forma o de otra. Siendo consciente de esta realidad, te ahorrarás muchos problemas y vivirás más en el presente. La vida nos lo está recordando a diario. Nacemos solo y morimos solo. Cada día nace y muere gente.

Pues el duelo es el proceso de separación. En este caso en particular, te das cuenta de que nunca más volverás a ver a tu ser querido. Si la relación ha sido la adecuada, no será tan doloroso. Con esto quiero dejar claro la diferencia entre estar con alguien por voluntad propia o por necesidad. Según el motivo, tendremos una sensación u otra. En la primera opción hablamos de amor, has escogido estar con él porque te gusta su forma de tratarte. En cambio, en la segunda, estabas con él por alguna carencia, ya sea emocional o material. Cuando es la segunda opción, el duelo es más difícil de superar.

En este artículo me centraré en la primera opción. La del amor. Este proceso se compone de 5 fases. Negación, Ira, Negociación, Depresión, Aceptación, (NINDA). La depresión es la variable independiente porque si la negociación surge efecto, se pasa directamente a la aceptación. Es importante ser consciente de estas fases, para no asustarse cuando lleguen.  Ten presente que lo pasarás muy mal, no entenderás qué te está pasando y seguramente te cuestionarás el sentido de la vida. Te preguntarás para que venimos al mundo si al final, tenemos que morir. Anímicamente estarás yendo de un extremo al otro. Habrán días en los estarás como si nada y habrán otros en los que no podrás parar de llorar. Pero,  tranquilo/a, este proceso dura unos 6 meses. Es el tiempo necesario para adaptarte a tu nueva situación. No debe interferirse con medicación. Hay que dejar fluir estos sentimientos porque fortalecerán tu personalidad. Adquirirás herramientas y estrategias para afrontar nuevas situaciones delicadas.

También aumentarás tu umbral al dolor emocional. Tan importante para gestionar la frustración. Además, decir que sufrimos el duelo por una razón, tenemos motivos para estar tristes. Ahora, si transcurrido este tiempo, tu estado anímico no mejora, pide ayuda profesional. Acude al psicólogo. En este caso, quizás, si que te medicarás, porque el motivo ya es diferente. Es posible que no sepas vivir sin este ser querido. Te has hecho dependiente emocionalmente.

Cómo he dicho antes, la primera fase es la negación: no te crees lo que te está pasando. Te resignas a aceptarlo. No puede ser que te haya pasado a ti. Si eres buena persona y no haces daño a nadie. Después llega la fase de la ira: estás enfadado con el mundo. No es justo y nadie te comprende. Te encuentras perdido, nada tiene sentido. Te sientes culpable y piensas, – si hubiera hecho esto o aquello, podría haberlo evitado – Tu cabeza no para de dar vueltas al asunto. Seguidamente, entras en la tercera fase.

La negociación: dejas volar la imaginación. Quieres pactar con quién sea para que la situación vuelva a ser la de antes. Estás dispuesto a hacer cualquier sacrificio. Aquí es cuando entras en la fase de la depresión: estás viendo que tus súplicas no tienen efecto. Te das cuenta de que tienes que asimilar tu nueva realidad. Te hundes, tu mundo ha cambiado y tienes miedo de volver a empezar. Echas de menos tu vida anterior. Seguidamente llega la última fase. La aceptación: has superado el estado depresivo y haces frente a tu nueva realidad. Eres consciente de que no lo volverás a ver nunca más.

Ahora que ya sabes lo que te espera cuando pierdas a tu ser querido, no dejes pasar una sola ocasión para demostrarle cuánto lo quieres o aprecias. Haz la prueba e imagínate cómo sería tu vida sin esta persona que tanto te importa. Haz lo mismo con tu trabajo o mascota. No esperes a perderlo para recordar los buenos momentos. Créalos. Sal a pasear, habla durante horas, discute si hace falta.

No tienes por qué pensar igual. Esto es lo que echarás de menos cuando ya no esté. Ten presente que después de una sensación viene una emoción pero, está condicionada. Cómo he dicho antes, dependerá de tus creencias.

Quiero que entiendas que las puedes cambiar. Muchas veces ves a alguien llorar y cuando te acercas, te das cuenta que está llorando de risa. A partir de ahora cuando te venga a la mente el recuerdo de tu ser querido, en vez de llorar o estar triste, intenta sonreír y agradece a tu cerebro por haberlo traído a ti. Estás alegre por haber pensado en él. No triste porque no está contigo. La mejor forma de enfrentar estas etapas es siendo conscientes de las emociones que estamos sintiendo.

Es muy importante identificarlas y entenderlas porque son fruto de las sensaciones. La emoción es dual. Es buena o mala. Según la interpretes, así te condicionará. Todas tienen su función. Ya sea la tristeza, la ira, el miedo, la sorpresa, la alegría o el asco. Te calmarán o te excitarán. Si aun así no lo puedes superar, practica la técnica de la silla vacía. Coges una silla y te imaginas que tu ser querido está sentado en ella. Exprésale tus sentimientos y explícale cómo te sientes y que harás para superarlo. Lo tienes que hacer cada día, te servirá de motivación para hacer frente a tu realidad. Llegará un momento que lo encontrarás tanto ridículo que dejarás de hacerlo pero, ya te sentirás mejor y con las fuerzas necesarias para continuar sin él.

Por Omar el Bachiri

Psicólogo y escritor

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